ESCRITO POR ANGIE PALOMEQUE - Sin el derecho a la alimentación no puede asegurarse ni la vida, ni la dignidad humana, ni el disfrute de otro...
ESCRITO POR ANGIE PALOMEQUE -
Sin el derecho a la alimentación no puede asegurarse ni la vida, ni la dignidad humana, ni el disfrute de otros derechos humanos.
La soberanía alimentaria es el DERECHO de los pueblos, de sus Países o Uniones de Estados a definir su política agraria y alimentaria, sin dumping (Práctica comercial que consiste en vender un producto por debajo de su precio normal, o incluso por debajo de su coste de producción, con el fin inmediato de ir eliminando las empresas competidoras y apoderarse finalmente del mercado.) frente a países terceros. Es el derecho de los campesinos a producir alimentos y el derecho de los consumidores a poder decidir lo que quieren consumir, y cómo y quién se lo produce.
Si
bien a esta definición muchos la aplauden y dicen compartir, no se lleva a la
práctica de manera general o como política de estado en ningún país, los que
mantienen un sistema capitalista están lejísimo de aplicarla, sin embargo, hay
experiencias socialistas que se acercan, pero con muchas dificultades, por sus
propias condiciones climáticas y de sustratos, entre otras.
De
acuerdo con The Six Pillars of Food Sovereignty, developed at Nyéléni, 2007
(Food Secure Canadá, 2012), la soberanía alimentaria descansa sobre seis
pilares:1.Se centra en alimentos para los pueblos: (Pone la necesidad de
alimentación de las personas en el centro de las políticas. Insiste en que la comida es algo más que una
mercancía). 2.Pone en valor a los proveedores de alimentos: (Apoya modos de
vida sostenibles. Respeta el trabajo de todos los proveedores de alimentos).
3.Localiza los sistemas alimentarios: (Reduce la distancia entre proveedores y
consumidores de alimentos. Rechaza el
dumping y la asistencia alimentaria inapropiada. Resiste la dependencia de
corporaciones remotas e irresponsables). 4.Sitúa el control a nivel local:
(Lugares de control en manos de proveedores locales de alimentos. Reconoce la necesidad de habitar y compartir
territorios; Rechaza la privatización de los recursos naturales). 5.Promueve el conocimiento y las habilidades:
(Se basa en los conocimientos tradicionales, utiliza la investigación para
apoyar y transmitir este conocimiento a generaciones futuras y rechaza las
tecnologías que atentan contra los sistemas alimentarios locales). 6.Es
compatible con la naturaleza: (Maximiza las contribuciones de los ecosistemas,
mejora la capacidad de recuperación; Rechaza el uso intensivo de energías de
monocultivo industrializado y demás métodos destructivos).
En
la actualidad a nivel mundial las producciones de los principales alimentos
tales como los granos, oleaginosos, carne, leche, pescado, etc., se ha
incrementado por encima del crecimiento de la tasa de población mundial, sin
embargo, aún es contradictorio que aproximadamente 1000 millones de personas
tengan una subalimentación, de los cuales 800 millones padecen desnutrición.
Las poblaciones vulnerables etariamente son quienes más lo sufren, según OMS,
la nutrición deficiente es la causa del 45% de las muertes de menores de 5
años,1 de cada 6 niños y niñas –aproximadamente 100 millones– en los países en
desarrollo presentan peso inferior al normal y 1 de cada 4 niños y niñas padece
retraso en el crecimiento. Son datos realmente preocupante, y más allá de ser
datos y cifras, son niños y niñas que sufren de la peor pandemia sostenida a lo
largo de décadas, a la que sin vacunas, ni tapabocas nadie parece temerle, se
llama HAMBRE, y si, no es contagiosa, pero mata a millones de personas, entre
ellas 6 millones ( la misma cantidad que recuerda el holocausto al pueblo judío
con dolor), pero de niños de menos de cinco años, mueren en lo que la tierra
demora dar una vuelta al sol, como consecuencia del hambre. Y desaparecen en
silencio sin merecer los titulares de los periódicos y las cámaras de
televisión.
Aun
asi la FAO es optimista volcando números tales como que de 1000 millones de
personas con hambre en 15 años se bajaría 200 millones, es relevante saber que
dos tercios de la población desnutrida del mundo vive en siete países:
Bangladesh, China, la R.D. del Congo, Etiopía, India, Indonesia y Pakistán.
A
pesar de la pandemia tan propagandeada covid-19, se prevé que el comercio
mundial de cereales en 2020/21 se sitúe en 433 millones de toneladas, lo que
supone, con respecto a 2019/20, un aumento del 2,2 por ciento (9,4 millones de
toneladas) y un nuevo récord, impulsado por la expansión prevista del comercio
de todos los principales cereales.
La
producción total de carne en el mundo disminuirá en un 1,7 por ciento en 2020,
debido a las enfermedades de los animales, las perturbaciones del mercado
relacionadas con COVID-19 y los efectos persistentes de las sequías, según las
previsiones.
La
producción mundial de leche se muestra resiliente, creciendo potencialmente un
0,8 por ciento en 2020
Para
producir más comida el mundo se enfrenta a muchos desafíos, deberá explotar 120
millones de hectáreas nuevas. La mayor parte de este aumento de superficie en
los países en desarrollo tendría lugar en el África subsahariana y América
Latina (no olvidemos el incendio desgraciado que sufrió la selva amazona, hoy
en gran parte cultivada y explotada para minería).
Dieter
Gerten, indicó “al observar el estado del planeta Tierra y de la influencia de
las prácticas agrícolas mundiales actuales sobre él, hay muchas razones para
preocuparse” según (Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto
Climático), a pesar de los esfuerzos por generar más alimentos, nos
enfrentamos, al mal uso de recursos naturales y finitos, y según el anterior
estudio si se sigue produciendo masivamente como hasta ahora, solo podríamos
darle de comer a la mitad de la población proyecta para 2050.
Es
importante destacar y comenzar a problematizar sobre la utilización de los
recursos, el agua en nuestro país se merece un capítulo aparte, de igual manera
comenzar a problematizar que pasa con las poblaciones de América latina, gran
productor de alimento y el acceso del mismo, (saludables y balanceados) a
poblaciones indígenas y campesinas de toda américa del sur y el caribe. Durante
las últimas décadas paralelamente con las experiencias progresistas, de
izquierda y de avanzada en nuestro continente, reflejaron mejor alimentación de
nuestros hermanos latinoamericanos, así la baja de la mortalidad infantil y las
mejores condiciones de vida, inclusive, ha bajado la exposición al trabajo
infantil y de seudo esclavitud, además de la trata de personas. No siempre
relacionamos estas aberraciones con la soberanía alimentaria y el acceso a la
comida, pero como aparece en el primer enunciado, sin el derecho a la
alimentación no puede asegurarse ni la vida, ni la dignidad humana.
Así mismo en un pasado muy reciente y el
regreso a las gestiones de gobierno en Brasil, Argentina, Bolivia, etc; hemos
visto como fieles con su ideología, las concepciones burguesas, en
oportunidades fascistas han recortado lo prioritario para que un humano
sobreviva. Desestimando las políticas sociales de las ultimas década, hoy
nuestros hermanos se enfrentan al crecimiento de la indigencia, el hambre, la
mortalidad de sus niños y niñas, además de la exposición y vulneración
mencionado anteriormente.
Uruguay no escapa a esos “recortes” la
eficiencia del estado se cuenta en números para la coalición multicolor, a la
cabeza con la expresión más rancia del partido Nacional (el Herrerismo).
Sin
lugar a dudas, Uruguay cuenta con un caudal potencial de producción alimenticia
que destaca entre muchos. Nuestro clima si bien se ha visto con grandes
dificultades, con una gran sequía (fenómeno que se dio en gran parte del
planeta) es un clima propicio para la producción de variadas hortalizas,
frutas, cereales etc. Contamos con un gran sistema hídrico natural que
beneficia sin lugar a dudas cualquier producción, no tenemos catástrofes
naturales de relevancia como otras regiones mundiales, además de tener un
territorio donde no hay accidentes geológicos, permitiendo aprovechar la casi
totalidad de las hectáreas. Condiciones propicias para la producción de carne
bovina, ovina, de corral, con grandes extensiones de costa, suficientes para
explotar la pesca, tanto de agua salada como dulce.
Seguimos transcurriendo la vida sin dar una
respuesta como pueblo a la urgencia alimenticia y lo que se destina a los
biocombustibles, en gran parte exportados para abaratar la energía del primer
mundo.
Debemos problematizar sobre cómo se utiliza los alimentos que hoy se producen y como se desperdician, debemos ser conscientes, ¿qué tanto comen los humanos?, ¿qué tanto los animales?, ¿cuánto se pierde en el proceso de producción y cuánto se desperdicia por el mal uso? Algunas organizaciones uruguayas como Plato lleno y Redalco han rescatado y reutilizado más de 500 toneladas de alimentos, no utilizable en restaurantes de Montevideo y algunos puestos del mercado modelo y algunos pocos establecimientos rurales
Nuestra
lucha es en todos los frentes, desde la educación, lo social, problematizando
el derecho a ser soberanos y discutir con qué y cómo nos nutrimos,
problematizar quien es dueño del medio que garantiza alimento y seguridad al
pueblo. Los tres niveles de gobierno deben de ser de ejercicio permanente
defendiendo los interés de los que menos tienen y cuidando los recursos
naturales( propiedad de la humanidad)
Debemos problematizar que país productivo queremos, se ha escrito mucho
sobre defender la producción nacional, al pequeño productor familiar, pero
también muchos de los mismos aplaudieron a UPM, proyecto alejado de las
necesidades de nuestro país, creado por concepciones hoy representadas por la
coalición multicolor a fines de los 80 principio de los 90.
Es imperioso no titubear, frente a la consigna de soberanía alimentaria, solo podemos respaldar el concepto de transformación real, mediante la reforma agraria antiimperialista, no podemos dejar de mencionar después de este escueto diagnóstico que sigue estando vigente la contradicción principal entre imperialismo y pueblos oprimidos y entre oligarquía pueblo. Las contradicciones que volcábamos párrafos anteriores con cifras, no hablan más de como aun en pleno siglo XXI el latifundio continúa con poder, e igual de hambreador como en épocas feudales, es así que seguimos caracterizando a América latina con un sistema de producción de capitalismo deforme, semi feudal. Sigue estando en cuestión la propiedad de la tierra, principal medio de producción para discutir sobre los alimentos. Sigue estando en cuestión la soberanía alimentaria con una perspectiva revolucionaria.
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